Devocionario tiempo de Cuaresma
Las oraciones de cuaresma favorecen la reconciliación, la penitencia y sirven para vivir este tiempo de preparación al misterio pascual.
También nos permiten acercarnos más a Cristo y nos ayudan a ser mejores y a pedir perdón por nuestros pecados.
Oración de Cuaresma
Padre nuestro, que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu Palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Que transformemos la obscuridad y el dolor en vida y alegría.
Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Para Alcanzar Amor
Madre del Divino Amor, Tú que tan bien supiste aprender de Él las lecciones de misericordia, de extraordinaria bondad y de suprema caridad, obténme la gracia de entrar a esa misma escuela
y aprender de Ti, que tan maravillosamente reflejas la grandeza del amor, a acercarme dia a dia
interiorizando más y más a Áquel que siendo Él mismo todo amor es también para nosotros
Ia puerta de acceso a Ia Comunión amorosa. Que así sea.
Para obtener la Piedad Filial
Madre del Amor Misericordioso, bien sabes que tu Hijo, desde lo alto de la Cruz, señaló el camino de la piadosa filiación como Aquél que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia de acercarme a tu Inmaculado Corazón, desde mi propio corazón, para aprender a amarte y a honrarte con el amor que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo ingrese así en el proceso de amorización y vea algún día cumplida la grandeza de verse conformado en el Salvador
Amén
Oración del Fiat
Santa Maria, ayúdame a esforzarme según el máximo de mi capacidad y el máximo de mis posibilidades para así responder al Plan de Dios en todas las circunstancias concretad de de mi vida. Amen.
Para ser Mejor
Auxilio de los pecadores, siempre dispuesta al perdón y a Ia intercesión, obtenme las gracias que me sean necesarias para encaminar rectamente mi vida, rechazar enérgicamente el pecado, huir de sus ocasiones y poner los mejores medios para purificarme según el divino designio y así encaminarme hacia quien es la Vida misma. Amen.
Ante las Tentaciones
Madre querida acógeme en tu regazo, cúbreme con tu manto protector y con ese dulce cariño que nos tienes a tus hijos aleja de mi las trampas del enemigo, e intercede intensamente para impedir que sus astucias me hagan caer. A tí me confío y en tu intercesión espero.
Amen.
Para vivir la Reconciliación
iOh Madre de Ia Reconciliación! Tu, que por tu humildad, corno primicia, recibiste el don obténme del Señor su bondad y que viva de la gracia su moción.
Amén.
Para Vivir el Perdón
Ante las dudas sobre ti respondiste con el perdón.
Ante la persecución y las muchas murmuraciones respondiste con el perdón.
Ante Ia insidia y la impía ofensa, respondiste con el perdón.
Ante Ia infamia de Ia conspiración contra el Justo, respondiste con el perdón.
Ante Ia traición y el dolor que conlleva, respondiste con el perdón.
Madre de Ia Misericordia, tu corazón bondadoso rebosa de clemencia, por ello te imploro que me obtengas el perdón por los muchos males que he hecho, y también, ioh Madre! enséñame a perdonar como que ante tantos males que te hicieron, hasta arrebatar de lado a tu divino Hijo, siempre respondiste con el más magnánimo perdón.
Amen.
Oración de cuaresma, tiempo de conversión.
Oración de cuaresma, tiempo de conversión.
Sigue curvado sobre mí Señor, remodelándome, aunque yo me resista. Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave, si no sé de mi mismo, si nadie, como tú puede decirme lo que llevo en mí dentro. Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos que no son como los tuyos. Sigue curvando sobre mí, tallándome, aunque a veces de dolor te grite. Soy pura debilidad, tú bien lo sabes, tanta, que a ratos hasta me duelen tus caricias. Lábrame los ojos y las manos, la mente, la memoria y el corazón, que es mi sagrado, al que no te dejo entrar cuando me llamas. Entra, Señor, sin llamar, sin permiso. Tú tienes otra llave, además de la mía, que en mi día primero tú me diste y que empleo, pueril, para cerrarme. Que sienta sobre mí tu conversión y se encienda la mía del fuego de la tuya, que arde siempre, allá en mí adentro. Amén.
Señor, Padre santo.
Señor, Padre Santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de cuaresma.
Señor espero con ilusión la cuaresma porque tiene que ver con mi vida. Sé que me hará bien porque es la lucha entre el instinto y el bien, la carne y el Espíritu. Por eso te pido que por tu bondad, este tiempo sea para mi vida un tiempo de gracia, paz y felicidad. En mi corazón se dará más fuerte la lucha entre el bien y el mal. Ya que saldré vencedor porque tú haz vencido el mal en la cruz, previa victoria sobre mi mal. Haz que tu palabra me permita discernir tantas cosas en las que tengo enredada mi vida. Señor que la cuaresma sea un tiempo de libertad interior para dar un nuevo respiro a mi vida y a la de mis hermanos. Límpianos de anhelos turbios, apegos que me sobornan ,instintos que no me permiten hacer el bien que quiero y por el contrario cometer las torpezas que quisiera evitar. Señor renuévame por dentro con espíritu firme, dame un corazón sano, devuélveme la alegría de la salvación. Señor que en esta cuaresma tenga la tranquilidad y el detenimiento para caer en cuenta de los signos de tu amor, las pruebas de tu perdón y misericordia. Así será más fácil convertirme a tu amor y cambiar mi manera de pensar. Señor conviérteme rápido porque la cuaresma es corta. No, mejor toma todo el tiempo para cambiarme, pues aún no estoy convencido de que eres Padre y me has amado tanto que te entregaste por mí en la cruz. Gracias por Jesucristo, razón última de mi conversión. Amén.
Indulgencias para los viernes de cuaresma.
Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús, en tu presencia me postro de rodillas y con el mayor fervor de mi alma te pido y suplico que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme, mientras con gran afecto y dolor considero y contemplo en mi alma tus cinco llagas, teniendo ante mis ojos aquello que ya el profeta David ponía en tus labios acerca de ti: “Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” (Sal. 21(22), 17-18).
Oración de Cuaresma.
Jesús, un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua. Soy consciente de que tal vez, me encuentres con las mismas dudas e inquietudes que el año pasado. Jesús, perdóname, porque muchas veces pretendo orar y siempre encuentro mil excusas. Sin embargo, tú, Jesús siempre estás allí, a mi lado, sales a mi encuentro cuando estoy decaído y por eso quiero recuperar las ganas de estar junto a ti. Jesús, cuando caminas cansado y agotado hacia el Gólgota, me haces ver que la vida es maravillosa, porque igual que tú, cuando uno se ofrece para llevar la felicidad a los demás, a los despreciados, a los que nadie quiere, a los enfermos, se da cuenta que a tu lado la vida tiene otro sentido. Por eso, Jesús, ayúdame, para que tu palabra no sobre en mi mochila, para que pueda conocerte mejor, para que si hago ayuno lo haga sin ruido, para que mi caridad florezca con sencillez, que mi oración brote como un rayo de sol entre las nubes y sobre todo que nunca deje de buscarte. Jesús. Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma, sea un oasis de meditación y de paz, de pensar en las veces que me he olvidado de ti mientras tú sufrías y morías por cada uno de nosotros. Nada más ni nada menos, que por amor. Jesús, ya sé que quieres que te mire a los ojos y así pueda descubrir que merece la alegría seguirte. Por todo eso, Jesús, ayúdame. Amén.
Entréname Señor.
Quiero estar preparado, por ti y contigo, para que la dureza de la cruz no me sorprenda y que lejos de asustarme, vea en ella un exponente y un altavoz de tu gloria. Quiero mantenerme en forma, para no perder el ritmo de la fe y no se apague el brillo de mi esperanza. Porque temo que si tú no vas conmigo, el maligno aproveche cualquier fisura y se adentre en lo más hondo de mis entrañas. Entréname Señor. Quiero jugar contigo el gran partido de la Pascua, ahora con el color morado de la penitencia, pero pronto, en la alborada de resurrección, con el color blanco del triunfo de la vida. Sí, Señor, quiero que en estos 40 días me enseñes a mirar hacia el cielo, me indiques cómo entregarme a mis hermanos me recuerdes que en la sobriedad y no en la abundancia, está la riqueza y la felicidad de mis años. Entréname Señor. Y que pueda volver de los caminos equivocados y que postrándome ante ti, pueda decir sin temor ni vergüenza alguna que he pecado, no merezco ser de los tuyos, trátame como a uno de tus jornaleros, necesito correr Señor, recuperar el estilo de un auténtico creyente y hablarte con oraciones que nacen en el silencio. Escuchar palabras que sanan y salvan Corregir pautas y comportamientos, actitudes y olvidos que me alejaron de ti hace tiempo. Entréname Señor. Y haz que esta Santa Cuaresma sea una oportunidad para acercarme a todo ello. Amén.
Oración de cuaresma para encontrarnos con Dios.
Ayúdame a hacer silencio Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto, que nos encontremos a solas, tú y yo. Necesito contemplar tu rostro, me hace falta la calidez de tu voz, caminar juntos, callar para que hables tú. Me pongo en tus manos, quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides. Ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza, barre mis dudas e inseguridades, ayúdame a archivar mis respuestas hechas, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado. Ver dónde “aprieta el zapato” para apurar el cambio. Me tienta la seguridad el “saberlas todas”, tenerla “clara”, no necesitarte, total tengo todas las respuestas. Me tienta el activismo. Hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio, aflojo en la oración, ¿leer la Biblia?, para cuando haya tiempo. Me tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar facha de buen cristiano, Pero adentro, donde tú y yo conocemos, tener mucho para cambiar. Me tienta ser el centro del mundo. Que los demás giren a mí alrededor. Que me sirvan en lugar de servir. Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis certezas y conveniencias y ponerle tu nombre de Dios. No será el becerro de oro, pero se le parece. Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse del caballo y hacer la del samaritano. ¡Hay tantos caídos a mi lado, Señor y yo me hago el distraído. Me tienta la falta de sensibilidad, no tener compasión. Acostumbrarme a que otros sufren y tener excusas, razones, explicaciones que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman un rato Señor, porque en el fondo no puedo engañarte. Me tienta el separar la fe y la vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad. Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino. Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. Y lamentarlo pero no hacer nada para cambiarlo. La familia, los hijos, la oración, al cuadragésimo lugar. Hay cosas más importantes. ¿Las hay? Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las cosas. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía. Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy. Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz. Enséñame a discernir, dame luz para distinguir tu rostro. Llévame al desierto, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor y mi fe. Para empezar de nuevo, humilde, sencillo, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a ti. Amén.
Encuentro.
Convierte mi mirada, Señor, para que sepa ver el amor escondido, para que descubra las heridas de quienes me rodean, y quiera curarlas, para que vea más problemas reales y menos figurados; para que perciba las lágrimas ajenas. Transforma mi mirada, Señor, para que intuya las posibilidades de paz, de concordia, de justicia, de amor. Convierte mi mirada, Señor. Convertirse es comprometerse un poco más, un poco mejor. Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor. Ayúdame a luchar por mi familia. Dame coraje para perseverar cuando el camino se haga difícil. Dame paciencia para sobrellevar los obstáculos sin rendirme. Dame ilusión para seguir creyendo cuando me quede sin apoyos. Dame fuerza para complicarme en batallas buenas. Dame manos para acariciar, pies para caminar, palabra para cantar, siempre a favor de un mundo bueno. Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor. Jesús hoy nos dice que “Convertirse es creer en mí, en ti, en las posibilidades” Amén.
Dame fe Señor.
Dame fe, Señor. Fe en las posibilidades de una creación nueva. Fe en que los seres humanos somos capaces de algo verdaderamente grande. Dame fe, Señor en que a pesar de lo frágiles que somos, sin embargo tu fuerza puede manifestarse en nosotros. Ayúdame a creer en el ser humano, en mí, en mi marido y mis hijos. Dame fe y fuerzas para comenzar hoy este camino de conversión. Ayúdame, Dios mío, por tu bondad. Perdóname por lo que no hago bien, tú sabes cómo soy. Yo sé que no miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible. Te gusta un corazón sincero y en mi interior me das sabiduría. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme, no me dejes vagar lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Enséñame a vivir la alegría profunda de tu salvación, Hazme vibrar con espíritu generoso, entonces mi vida anunciará tu grandeza, enseñaré tus caminos a quienes están lejos, los que se alejan volverán a ti. Hazme crecer, Dios, salvador mío y mi lengua cantará tu justicia. Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera ritos sólo por cumplir, no los querrías. Amén.