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Habitantes de la zona de frontera colombo – venezolana se unen en oración por la reconciliación y la paz dos naciones hermanas


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Con fe y esperanza, niños, jóvenes y adultos, elevaron una oración a la Santísima Virgen María, bajo la advocación de nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia, acogiéndose bajo su amparo y pidiéndole interceda en la superación de la crisis que se vive en la zona de frontera colombo- venezolana, que ha afectado a cientos de familias, cuyos miembros han sido deportados de Venezuela o han salido de este país por temor, ante la medida del Estado de Excepción decretada por el presidente Nicolás Madura el 21 de agosto. 

 

A la jornada de oración que se llevó a cabo en la parroquia San Luis Gonzaga, en Cúcuta (Norte de Santander), se unieron personas del vecino país y de distintas partes del mundo, a través de la transmisión adelantada por le emisora de la Diócesis de Cúcuta: Vox Dei 1120 A.M. 

Distintos signos se presentaron durante el rezo del santo Rosario, en el que se pidió, de manera especial, por nuestros gobernantes “para que asistidos por la luz del Espíritu Santo, busquen el bien común y la paz, para que a través del diálogo puedan encontrar caminos de reconciliación y construcción de relaciones fraternas y solidarias”; también, se oró por la reintegración de las familias, por nuestros hermanos deportados “para que no pierdan la esperanza y puedan encontrar los medios necesarios para recomenzar y construir su vida y su familia desde Dios”. 

Finalmente, se invitó a los colombianos y venezolanos a ser solidarios “sirviendo a Cristo en nuestros hermanos que sufren”. 

Tras el cierre de frontera, de acuerdo al más reciente informe presentado por la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el número de personas que han vuelto a Colombia por el cierre de frontera asciende aproximadamente a 16.000, de las cuales 1.355 han sido deportadas y 15.174 personas se han devuelto por miedo a la deportación. 

En 1.097 personas permanece la cifra de los deportados que han ingresado por el departamento de Norte de Santander pero en total, al menos, 1.355 han sido deportadas desde el 21 de agosto, a través del mencionado departamento, Arauca, y La Guajira. 

Venezuela vive una crisis interna, donde se presenta desabastecimiento de productos de la canasta familiar (alimentos y productos de aseo), diversas restricciones a nivel comercial y social; además de una compleja tensión política. 

Como Iglesia Católica, sin fronteras y madre de todos, esta Diócesis continúa acompañando pastoral, espiritual y humanitariamente a nuestros hermanos deportados y migrantes forzados y unida al llamado de los obispos de los dos países pide la pronta solución de la crisis con decisiones en beneficio de colombianos y venezolanos. “Que el Señor nos traiga a esta única tierra de hermanos la paz”.