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Diócesis de Cúcuta fortalece acompañamiento espiritual y pastoral a deportados y migrantes forzados en la zona de frontera colombo – venezolana


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Ante la difícil situación que atraviesa miles de colombianos que han tenido que salir de Venezuela, tras la declaración del estado de excepción en ese país; medida que ha llevado a que, según registro oficial, 1097 colombianos hayan sido deportados y cerca de 5000 hayan tenido que dejar parte de su vida, familia, trabajo, amigos y lugar de residencia por temor, ante la persecución por parte del gobierno de Venezuela, de la que denuncian ser sujetos, la Diócesis de Cúcuta continúa acompañando espiritual y pastoralmente. 

Una palabra de aliento y esperanza, la celebración de la Sagrada Eucaristía todos los días en los 9 albergues constituidos para la atención de esta población, dirección espiritual y confesiones, acompañamiento pastoral y humanitario (alimentación – ración servida y mercados-, entrega de implementos de aseo y elementos para pasar la noche, de carpas, cocinas, refrigeradores, menaje, filtros de agua, apoyo a la caracterización de los migrantes forzados e hidratación de los venezolanos que diariamente hacen fila para ingresar a su país), hacen parte de la atención integral, que desde la fe y movidos por la caridad, la Diócesis de Cúcuta brinda.

Sacerdotes, diáconos, seminaristas, comunidades religiosas, movimientos apostólicos, grupos eclesiales, agentes de pastoral y laicos comprometidos acompañan de manera permanente la atención de estos hermanos.

Este fin de semana, 36 jóvenes en proceso de formación para el sacerdocio y 3 Formadores del Seminario Mayor San José de Cúcuta, cancelaron sus apostolados en las parroquias para apoyar la atención durante la emergencia que se vive.

De otra parte, en las 101 parroquias que conforman la Diócesis, en las instituciones eclesiales y estructuras diocesanas: Banco Diocesano de Alimentos, Centro de Comunicaciones y Curia Diocesana, se está canalizando las ayudas. Mañana domingo, 30 de agosto, se realizará la colecta económica en favor de nuestros hermanos deportados y migrantes forzados en cada una de las parroquias.

Conscientes que la Iglesia simplemente vive la caridad y hace lo que tiene que hacer en el nombre de Jesús,  que es servir a los que sufren, anima a todos a orar y a ser solidarios.