Quienes Somos

Devocionario diversas necesidades

JESÚS, BUEN PASTOR


Jesús, Buen Pastor,

queremos seguir tus pasos.

Danos tu Espíritu,

para aprender a vivir en la misericordia.

Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor,

entrega generosa, don de vida que se regala.

Queremos compartir tu sueño

de construir un mundo justo,

donde exista igualdad

y una fraternidad real,

donde haya pan para todos

y la libertad sea una luz

que ilumine a todas las personas.

Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor,

para perseverar

en nuestra búsqueda,

para seguir en camino,

para animarnos a la esperanza activa

de hacer un Reino de paz

y de bondad para todos.

Jesús, Buen Pastor,

que pasaste haciendo el bien,

viviendo la misericordia

en la atención a los enfermos,

en la búsqueda de los marginados,

en la denuncia de las injusticias,

en la apertura al Dios de la vida,

en la enseñanza paciente de los discípulos,

en el anuncio del Reino para todos.

Danos tu Espíritu, Jesús,

para seguirte,

para imitar tu entrega,

para hacer el bien en nuestros días,

en el camino de cada uno,

para vivir en la bondad,

caminando hacia tu Reino. Amén

LA HORA DEL ESPÍRITU

A nuestros corazones

La hora del Espíritu ha llegado,

La hora de los dones

Y del apostolado:

Lenguas de fuego y viento huracanado.

Oh, Espíritu, desciende:

Orando está la Iglesia que te espera:

Visítanos y enciende,

Como la vez primera,

Los corazones en la misma hoguera.

La fuerza y el consuelo,

El río de la gracia y de la vida

Derrama desde el cielo:

La tierra envejecida

Se renovará su faz reverdecida.

Gloria a Dios, uno y trino:

Al Padre Creador,  al Hijo amado,

Y Espíritu divino

Que nos ha regalado;

Alabanza y honor le sea dado. Amén.



LITURGIA DE LAS HORAS

PLEGARIA UNIVERSAL


Por los que buscan a Dios a tientas,

Que lo encuentren.

VEN, ESPÍRITU, VEN.

Por los que creen poseer a Dios,

Que lo busquen.

Por los que tienen miedo del futuro,

Que tengan confianza.

Por los que se levantaron y han vuelto a caer,

Que tengan nuevas fuerzas.

Por los que desesperan,

Que esperen contra toda esperanza.

Por los que se hacen ilusiones,

Que toquen la tierra.

Por los que tienen el corazón encogido,

Que encuentren un corazón amigo.

Por los que están solos,

Que puedan encontrar a alguien.

Por los que nadan en la abundancia,

Que aprendan a tener hambre.

Por los que tienen el corazón endurecido,

Que alguien se lo ablande.

Por los que se las creen o se las dan de todo,

Que se sientan vulnerables.

Por los que no tienen necesidad del Espíritu,

Que oigan el susurro de Pentecostés.

LO LLENAS TODO

Una ardiente bola despunta en el alba

Y lo inunda todo con su claridad:

El sol aparece llenando las sombras;

Se levanta el hombre a su faenar.

Cambian los colores, se renueva todo,

Y vuelve la vida a tomar su lugar;

La esperanza es nueva, distinta que antes,

Las sombras se han ido, regresa la paz.

La vida está viva, despierta del sueño,

Se levanta el niño y se va a preparar;

Le espera la escuela, los libros, proyectos,

Los juegos, la risa, la sana amistad.

Y tú lo llenas todo desde la mañana,

Con tu presencia el mundo no se va a parar.

Y si está el obrero desde la madrugada

Trabajando duro, contigo estará.

Va pasando el día entre mil situaciones

La gente no para, hay que trabajar,

Demasiado ruido, hay mucho cansancio

Y algo de todo esto tiene que cambiar.

Y cuando se acaba la dura jornada

Late más despacio el corazón de la ciudad:

La gente regresa cansada a su casa

Y ruega que mañana algo pueda mejorar.

Y por la noche sigues llenándolo todo,

Eres un centinela que, sin descansar

Vela por el sueño de todos los hombres

Hasta que de nuevo se vuelva a empezar.

ORACIÓN COMÚN: CAMINOS TUYOS

Tengo rabia y Tú me dices que tengo que perdonar.

Tengo miedo y me dices que debo arriesgarme.

Tengo dudas y me dices que debo creer.

Estoy angustiado y me dices que me tranquilice.

Siento pereza y me dices que debo continuar.

Tengo proyectos y me dices que acepte los tuyos.

Tengo propiedades y me dices que sea mendigo.

Tengo seguridad y me dices que nada prometes.

Quiero ser bueno y me dices que no es suficiente.

Quiero mandar y me dices que debo obedecer.

Quiero ser jefe y me dices que debo servir.

Quiero claridad y me hablas con parábolas.

Quiero símbolos y vas directamente al asunto.

Quiero tranquilidad y me dices que vienes a traer intranquilidad.

Quiero violencia y me dices que sólo sabes dar paz.

Me preparo para objetar y me dices que debo ofrecer la otra mejilla.

Quiero paz y me dices que viniste a traer la espada.

Trato de enfriar las cosas y me dices que vienes a traer fuego a la tierra.

Quiero ser el más grande y me dices que debo ser el más pequeño.

Quiero permanecer anónimo y me dices que mi luz debe permanecer encendida.

Muchas veces no los entiendo, pero son tus caminos.

ORACIÓN DEL DIÁLOGO

Señor Dios, te alabamos y te glorificamos

por la hermosura de ese don que se llama diálogo.

El diálogo desata los nudos,

disipa las suspicacias, abre las puertas,

soluciona los conflictos, engrandece la persona,

es vínculo de unidad y madre de la fraternidad.

Haznos comprender que el diálogo

no es una discusión ni un debate de ideas,

sino una búsqueda de la verdad

entre dos o más personas.

Haznos comprender que mutuamente

nos necesitamos y nos complementamos

ya que yo puedo ver lo que los otros no ven

y ellos pueden ver lo que yo no veo.

Señor Jesús, cuando aparezca la tensión,

dame la humildad para no querer imponer

mi verdad atacando la verdad del hermano,

de saber callar en el momento oportuno,

de saber esperar a que el otro acabe

de expresar por completo su verdad.

Dame la sabiduría para comprender

que ningún ser humano es capaz

de captar enteramente la verdad toda,

y que no existe error o desatino

que no tenga alguna parte de verdad.

Dame la sensatez para reconocer

que yo también puedo estar equivocado

en algún aspecto de la verdad y para dejarme

enriquecer con la verdad del otro.

Dame, en fin, la generosidad para pensar

que también el otro busca honestamente

la verdad y para mirar sin prejuicios

y con benevolencia las opiniones ajenas.

Señor Jesús, danos la gracia de dialogar.

NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAÍDO.

No estás deprimido, estás distraído.

Distraído de la vida que te puebla,

distraído de la vida que te rodea.

No estás deprimido, estás, distraído.

Por eso crees que perdiste algo,

lo que es imposible, porque todo te fue dado.

No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza,

por lo tanto no puedes ser dueño de nada.

Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas:

Te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.

De la cuna a la tumba es una escuela.

Por eso, lo que llamas problemas, son lecciones,

No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó,

porque para allá vamos todos.

Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

No hay muerte…hay mudanza.

Haz sólo lo que amas y serás feliz.

Dios te puso un ser humano a tu cargo…Eres tú mismo.

A ti debes hacerte libre y feliz.

Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.

Recuerda: «Amarás al prójimo como a ti mismo».

Reconcíliate contigo y decide ahora mismo ser feliz,

porque la felicidad es una adquisición.

La felicidad no es un derecho, sino un deber,

porque, si no eres, feliz, estás amargando a todo el barrio.

El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso.

Una bomba hace más ruido que una caricia,

pero por cada bomba que destruye,

hay millones de caricias que alimentan a la vida.

Vale la pena, ¿verdad?

Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.

Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.

Él te manda flores cada primavera.

Él te manda un amanecer cada mañana.

Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha.

Él puede vivir en cualquier parte del universo,

pero escogió tu corazón.

Enfréntalo, amigo. Él está loco por ti.

ALEGRÍA

Contra tanta mentira de tristeza

yo he de rezarte a gritos, Alegría:

¡Dios te salve María, llena eres de gozo!

¡El Señor está contigo, como un río de leche que se sale de Madre…!

Una mujer de hoy, desamparada, les ha dicho a los hombres:

«Buenos días, tristeza». Y ellos se lo han creído.

Hace ya mucho tiempo que se han puesto a ser tristes…

La fiebre de la angustia les ha cercado el alma con sus tropas.

La palabra y la luz y la armonía se han quemado en la angustia

como un bosque en la guerra.

La angustia ha carcomido la carne y la mirada de los muchachos rotos,

(Beber, bailar, tocarse,

y quedarse vacíos, como un corro de copas,

con las últimas babas, en la mesa del bar abandonado…)

Los hombres están tristes, se empeñan en ser tristes.

Se empeñan en perderse, por las minas, a gatas, acosados del miedo.

Se empeñan en morirse corroídos de hambre y de nostalgia

Cuando estáis al alcance de la mano

tú como un Paraíso de manzanas primeras

y Dios como un jilguero consentido…

¿»Buenos días tristeza», después que tú alumbraste la Alegría?

Campanas de Belén, recién nacidas, que no saben oíros,

detrás de los motores, más allá del clamor de las antenas,

sobre los parlamentos y las plazas,

detrás de los anuncios, ¡dentro del corazón!

Romeral y colmena: Dios te salve, María, llena eres de gozo.

En el umbral abierto de Ain-Karim, de cara al horizonte amanecido,

tu corazón se ha roto de Alegría…

Sus crecidas de miel saltan de cumbre en cumbre,

con el sol en la risa, sobre el llanto del mundo,

y penetran el seno de la tierra, preñada,

y los niños futuros se incorporan de un brinco.

Llena eres de gozo

y el Señor es contigo, como un río de leche que se sale de Madre

para todos los hijos.

La Alegría, María, es tu nombre -¡María!-: tú la llevas, María,

crecida sobre el pecho, como una flor silvestre huida a la Botánica.

La humildad de tus manos la encontró junto al cauce de Dios, inmarcesible,

Cada día la hallabas, olorosa de Gracia, dondequiera pacías tus ojos recentales.

En la fuente del pueblo te cantaba con la voz de Gabriel estremecida.

En el hombro sudado de José te aguardaba, en silencio,

como una encina buena con palomas posadas.

Y en la boca del Niño te hablaba con su boca verdadera.

Cada día era Sábado en tus días, porque eran la Esperanza.

Y un día fue Domingo.

Se abrió el sol en tus brazos, salido del sepulcro, y te vistió de Gloria.

Después ya fue Domingo para siempre…

Y tu gozo ha crecido como un río de leche que se sale de Madre hasta llenar el mundo.

-¿»Buenos días tristeza»?

-¡Dios te salve, María!

                                                                           

BENDÍCEME

Bendíceme,

Dios de bondad,

y bendice todo cuanto hoy

tome en mis manos.

Bendice mi trabajo,

para que, correctamente hecho,

se convierta también

en bendición para otros.

Bendice mis pensamientos,

para que piense bien de los demás.

Bendice mis palabras,

para que despierten vida en ellos.

Bendice mi vida,

para que con ella

haga realidad continuamente

la imagen única que tú te has hecho de mí.

Bendíceme para que yo,

con todo cuanto soy,

pueda convertirme

en fuente de bendición

para las personas

con las que me encuentro.

Concédeme creer que todas ellas

son bendecidas por ti.

Entonces las veré con otros ojos

y reconoceré la bendición

que sale a mi encuentro

en cada persona.

Bendice a todas las personas

que llevo en mi corazón,

Dios bueno y misericordioso,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén

ORACIÓN DE NAVIDAD

Bendíceme,

Dios de bondad

Mesías Jesús,

Te venimos buscando

Por los caminos del adviento.

Nos han guiado tus profetas,

sabios y testigos.

Hemos venido de la mano

del Bautista y precursor,

Entre memorias y promesas.

Hemos andado el camino

de la espera,

Hemos querido contemplar la vida

a través de los ojos de María,

Tu madre,

Madre de nuestra esperanza.

Ahora estamos aquí ante

el acontecimiento insondable

de tu nacimiento.

Es navidad, tu navidad.

Es tu misterio representado

en este Belén.

Queremos acogerte, asombrados,

como los pastores.

Queremos celebrarte, festivos,

como los ángeles.

Queremos contemplarte

como tu Madre María y su esposo José.

Queremos adorarte con

el latido de toda la creación

en la noche estrellada.

Es tu Navidad.

Contemplamos tu misterio.

es también nuestra navidad.

Al celebrar y cantar tu nacimiento,

Mesías Jesús,

sentimos la necesidad de continuarlo

en nosotros,

de hacer que nazca en nosotros

el hombre nuevo, a tu imagen,

a la zaga de tu huella.

Te pedimos que nazcas en cada uno de nosotros,

y en nuestra comunidad, en nuestra

Iglesia, en nuestra sociedad global.

Amén

PADRE NUESTRO DE LA PAZ

JUNTOS ORAMOS ASÍ AL PADRE DEL CIELO Y DE LA TIERRA:

Padre mío, Padre nuestro, Padre de todos.

Santificada sea tu paz.

Ayúdanos a hacer presente tu reino de justicia para que tengamos paz.

Una paz no sólo celestial, también terrena, aquí y ahora.

Danos hoy nuestra ración de paz de cada día para que la compartamos con quienes no tienen suficiente.

Enséñanos a perdonar y a reconciliarnos con nosotros mismos, con los demás y contigo.

No nos dejes caer en la tentación de la violencia.

Y líbranos del odio.

Amén

CONDICIONES PARA LA PAZ DEL CORAZÓN

Si no busco el poder,

ningún poderoso podrá hacerme daño.

Si no ambiciono riquezas,

jamás me sentiré amenazado por la miseria.

Si no corro tras los honores,

convertiré toda humillación en humildad.

Si no me comparo con nadie,

seré feliz con lo bueno que hay en mí mismo.

Si no me dejo invadir por la prisa,

encontraré tiempo para todo lo necesario.

Si no soy esclavo de la eficacia,

daré el fruto que los demás esperan de mí.

Si no me enredo en la competitividad,

entraré en comunión con lo bueno que hay en todo.

Si vivo a fondo el momento presente,

seré dueño absoluto del pasado y del futuro.

Si acepto el fracaso en mi vida,

habré librado mi vida de toda frustración.

Si vivo para el amor,

el amor estará siempre vivo en mí.

Antonio López Baeza

ORACIÓN ANTE JESÚS RESUCITADO

Quiero acercarme a ti, Resucitado,

aunque sé que deslumbras, Señor mío,

pero puedes curar mis ojos, débiles,

que vean la verdad de tu misterio.

Necesito el calor de tu presencia,

palpar tus grandes llagas y quemar

en tu fuego mis trapos y mi escoria.

Necesito la luz de tu mirada

que traspase hasta el fondo mis tinieblas

y ponga mi verdad, así, desnuda

a los pies de tu gran misericordia.

Necesito sentir tu corazón

latiendo tan al vivo y con qué fuerza,

sintonizar el mío con el tuyo

y caer de rodillas, entre lágrimas,

balbuciendo palabras entregadas,

necesito el aliento de tu boca

y respirar tu Espíritu divino

que transforme mi vida en algo tuyo.

Necesito tu amor, dejarme amar,

y derramar tu amor en los hermanos.

EL SEÑOR ME HA UNGIDO

El Espíritu del Señor está sobre mí,

sí, sobre mí, me ha ungido a mí,

entre millones y millones de hijos suyos.

Me ha ungido, qué digo ungido,

me ha untado, me ha embadurnado

de su misericordia y amor.

Y no conforme con ello,

me ha proclamado discípulo,

y no un discípulo más sino su discípulo amado.

Me ha tomado de la mano

y juntos hemos anunciado la buena noticia.

Hemos convertido en rostro humano

la pobreza, el hambre, la enfermedad, el dolor…

y tantas calamidades que existen a nuestro alrededor.

Y hemos ido poniendo nombre a cada una de ellas y…

¡sorpresa! No ha hecho falta inventárselos,

pues cada uno tenía el suyo…

De esta manera he vuelto a encontrarme

con seres humanos a los que veía todos los días…

a Pablo el mendigo de la parroquia,

a la familia de Juan, enfermos mentales,

a Karim el marroquí…

Y ya ves, ahora cada vez que quiero

que el Señor se pose sobre mí,

acudo a las sinagogas de éstos mis hermanos,

y ellos me desenrollan el libro, su corazón,

y siento que el Señor me unge, y derrama sobre mí

su bondad y su misericordia infinitas.

Y es más, cada día que paso junto a uno de estos hermanos míos

me doy cuenta que, al igual que en Jesús,

también en mí se está cumpliendo la profecía

que Él, celosamente, me tenía reservada desde siempre.

ORACIÓN DE GANDHI

Señor…

Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes

y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón,

si me das éxito, no me quites la humildad,

si me das humildad, no me quites la dignidad.

Ayúdame siempre a ver la otra cara de la moneda,

no me dejes inculpar de traición a los demás

por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mí mismo

y a no juzgarme como a los demás.

No me dejes caer en el orgullo si triunfo,

ni en la desesperación si fracaso.

Más bien recuérdame

que el fracaso es la experiencia

que precede al triunfo.

Enséñame que perdonar

es un signo de grandeza

y que la venganza

es una señal de bajeza.

Si me quitas el éxito,

déjame fuerzas para aprender del fracaso.

Si yo ofendiera a la gente,

dame valor para disculparme.

Y si la gente me ofende,

Dame valor para perdonar.

Señor… si yo me olvido de ti,

Nunca te olvides de mí.

PADRE, NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

Padre, no nos dejes caer en la tentación

de vender tu amistad por buen precio,

en salario mensual, en seguridad.

No nos dejes caer en la tentación

de olvidarte por tener mucho trabajo,

por tener mucha importancia,

por tener muchos agobios,

ni por los grandes propósitos

de hacer muchas obras buenas.

No nos dejes caer en la tentación

por tener que hacer oración a Ti;

o de olvidar la oración a Ti

por atender a los demás.

Retira, Señor, la tentación de hacer algo,

o que sea, olvidándome de Ti.

CADA MAÑANA

Cada mañana sales al balcón

y oteas el horizonte

para ver si vuelvo.

Cada mañana bajas saltando las escaleras

y echas a correr por el campo

cuando me adivinas a lo lejos.

Cada mañana me cortas la palabra,

te abalanzas sobre mí

y me rodeas con un abrazo redondo

el cuerpo entero.

Cada mañana contratas la banda de músicos

y organizas una fiesta para mí

por el ancho mundo.

Cada mañana me dices al oído

con voz de primavera:

“Hoy puedes empezar de cero”.

TU PALABRA

Gracias, Jesús, por tus palabras.

No se pierden en el aire, no se vacían con el tiempo,

son herencia, testamento vivo,

guardado en el corazón de los creyentes.

Palabra crucificada, te hiciste silencio y grito,

te hiciste perdón y regalo,

te hiciste misericordia infinita,

te hiciste interrogante angustioso,

te hiciste paz victoriosa y  abandono.

Háblame, Jesús, Palabra,

límpiame y enciéndeme con tu Palabra,

aliméntame y fecúndame con tu Palabra,

enamórame con tu Palabra,

Hazme eco de tu Palabra.

Amén.

YO NO LLAMO A LOS BUENOS

Dice el Señor:

Yo no llamo a los buenos.

Llamo a los malos.

Los buenos ya tienen bastante

con su bondad y sus méritos.

¿Para qué me quieren a mí?

Yo sólo puedo dar algo a los malos.

a los que siguen haciendo pecados

después de haber prometido mil veces

que van a ser buenos.

Yo les ofrezco mi perdón

y mi compañía a lo largo del camino.

Es todo lo que tengo.

Les doy todo lo mío.

Para los buenos no me llega.

Y Jesús se sube a un árbol

de la plaza mayor y grita:

Las prostitutas

Estarán delante de vosotros en el cielo.

PARA ESTAR CONTIGO

Para estar contigo

Me libero de mi alforja (mis preocupaciones)

Me quito las gafas (mis visiones)

Olvido mi agencia (mis negocios)

Guardo la pluma en el bolsillo (mis planes)

Arrincono el reloj (mi horario)

Me despojo de mi ropa (mis ambiciones)

Me desprendo de mis joyas (mis vanidades)

Renuncio a mi anillo (mis compromisos)

Me quito los zapatos (mis ansias de huída)

Dejo, también, mis llaves (mi seguridad)

Para estar contigo,

El único Dios verdadero.

Y, después de estar contigo…

Tomo las llaves, para poder abrir tus puertas.

Me calzo los zapatos, para andar tus caminos.

Me coloco el anillo, para comprometerme contigo.

Me adorno con las joyas, para asistir a tu fiesta.

Me visto la ropa, para salir a tu amplio mundo.

Recupero mi reloj, para vivir al compás de tu tiempo.

Cojo mi pluma, para escribir tus pensamientos.

Recobro la agenda, para no olvidar tus citas conmigo,

Mis citas contigo, a lo que soy muy propenso.

Me pongo las gafas, para poder ver el mundo a tu modo.

Y cargo con mi alforja, para llevar y sembrar tus promesas.

HOY TOCA LIMPIEZA DE CORAZÓN

Señor, hoy toca limpieza.

Cuánto desorden, cuánta suciedad.

En mi hogar, en mi vida, en mi corazón.

Hoy quiero encender la luz de tu Palabra,

Hoy me quiero poner el delantal de tu vida.

Señor, hoy toca limpieza.

Entre tantas cosas urgentes por hacer

He perdido lo más importante,

Se me ha extraviado la moneda más preciada.

La certeza de que Tú caminas siempre conmigo.

Señor, hoy toca limpieza.

Abre las ventanas…

¿Sientes el amor sincero, transparente, misericordioso de Dios?

Pasa la aspiradora…

¿Tienes motas de odio incrustadas en lo más profundo de tu corazón?

Sacude las alfombras…

¿Has dejado que alguien, últimamente, entre en tu vida?

Revisa los armarios…

¿Permites que Dios revuelva los cajones de tu alma?

Pon la colada…

¿Usas el programa de Dios, el programa “perdón y olvido”?

Tiende la ropa…

Cuelgas los trapos sucios o los guardas como “oro en paño”?

Señor, hoy toca limpieza.

Hoy quiero adecentar mi corazón,

Hoy quiero abrir, de par en par, las puertas de mi vida.

Hoy quiero compartir con tus hijos, mis hermanos

La dicha del encuentro, la alegría del perdón.

Amigos, venid, la fiesta está a punto de comenzar.

Gritad, gritad fuerte conmigo:

Dichosos los que tienen un corazón limpio

Porque ellos, porque nosotros, veremos a Dios.