Orquesta de la Amazonía boliviana revive ópera indígena única en el mundo
Orquesta de la Amazonía boliviana revive ópera indígena única en el mundo
La orquesta sinfónica de San Javier, un pueblo en el departamento de Santa Cruz con casi 19.000 habitantes, tocó por primera vez una obra descubierta en los años setenta. En frente del altar de la iglesia de San Javier, Yhorgina Algarañaz y Carla Pereyra, de 18 y 36 años, representaron un diálogo en bésiro entre San Francisco y San Ignacio.
Las cantantes lucen barbas falsas, túnicas negras y sandalias; intercambian miradas antes de cantar en la lengua de los antepasados nómadas: «siromati ape, asaraimia nuxia nipoxti Tupax» (ven al cielo a ver lo buena que es la casa de Dios). La audiencia se pone de pie y aplaude fuertemente lo que podría ser una inusual interpretación de la ópera San Francisco Javier.
Aún no se sabe si la obra, que data de 1740, se presentó en su época. «Es un estreno mundial pequeño», exclama emocionado Eduardo Silveira, director de lo que se considera la única ópera en bésiro conocida hasta ahora. El bésiro es una de las lenguas de los chiquitanos, grupos indígenas que fueron reunidos por los jesuitas en la región amazónica en el siglo XVIII; es uno de los 37 dialectos reconocidos oficialmente en Bolivia, aunque hoy en día solo lo hablan los ancianos y está en peligro de desaparecer.
Hace un año, Silveira y su joven orquesta sinfónica se propusieron recrear la obra en su dialecto original, con la ayuda del sacerdote e historiador polaco Piotr Nawrot. A los instrumentos de música barroca como violines, guitarras y violonchelo, agregaron tambores y otros instrumentos nativos como el «sananax», una especie de trompeta de bambú.
Tener «la única ópera en el mundo con el texto en la lengua local ya es un logro», destaca Nawrot. Las partituras estaban guardadas en la iglesia de San Rafael, a unos 300 km de San Javier. Los historiadores creen que la obra fue escrita anónimamente por un indígena convertido al cristianismo y la reconstrucción terminó en los años noventa gracias al impulso de Nawrot y otros expertos, «reconstruir la música no fue tan difícil como los textos, especialmente en una lengua extraña que no entiendo y que poca gente habla», dice el religioso.
Con la obra restaurada, Silveira comenzó a preparar la puesta en escena; sin embargo, a las dos cantantes les llevó un año familiarizarse con el bésiro: «Pregunté a personas mayores cómo hablarlo para poder aprenderlo, ya que aparte de ser solista, también me dio curiosidad por la forma en que lo hablan», recuerda Yhorgina Algarañaz.
La orquesta sinfónica de san Javier estrenó la obra a finales de abril, una noche especial para el lanzamiento de la ópera barroca indígena. Silveira ya está pensando en la próxima presentación: «Vamos a seguir adelante, esa es nuestra misión», enfatiza el director, quien con entusiasmo se convirtió en un defensor de una lengua en peligro de extinción, esperando que su cultura a través de la ópera continúe siendo destacada ante el mundo.