Arquitectos resaltan lo mejor de la arquitectura colombiana
Un edificio que refleja la autopista adyacente mientras, astutamente, esconde el estacionamiento. Una casa flotante autosuficiente con un techo curvo, que simula una ola. Un centro de tratamiento contra el cáncer con un jardín para la meditación y la sanación, y con un laberinto de oración. Más que simples edificios. Más que simples casas. Más que simples hospitales.
Quizá de eso es de lo que se trata la arquitectura contemporánea, y lo que intentan hacer no importa desde qué lugar ocho arquitectos colombianos. Nacieron y estudiaron en Colombia, pero la vida y la profesión los fueron diseminando por el mundo: Seattle, Londres, dos en Chicago, Barcelona, Milán, México y Vancouver.
Técnicamente son una diáspora: “dispersión de un pueblo o una comunidad humana por diversos lugares del mundo”. Una diáspora arquitectónica. Y es precisamente de ahí de donde viene el nombre de los Premios de Arquitectura Diáspora Colombia, unos galardones que se entregan a los trabajos más destacados de los arquitectos radicados en el exterior.
Los premios nacieron en el 2002, al interior de lo que era la Sociedad Colombiana de Arquitectos de Nueva York, bajo la coordinación de Diego Aguilera. Desde entonces, la Sociedad ha recibido 120 proyectos, de más de una veintena de países, algunos tan lejanos como Japón, China, Singapur, Sudáfrica, India o Noruega.
Las propuestas arquitectónicas se exhibirán en una muestra fotográfica en Bogotá hasta el próximo 20 de octubre. Basta con ir a la Sala de Exhibiciones de la Sociedad Colombiana de Arquitectos para dejarse sorprender por la luz, la textura, el diseño y la imaginación.