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Siempre dispuesta al servicio de los ancianos desamparados

 
 
Esta y otras cualidades son indiscutibles en la hermana Rosalba Oviedo Alvarado, una mujer que se ha mostrado Cariñosa, amorosa, sencilla y paciente en el cuidado de los ancianos que habitan los acilos por donde ha transitado. Ella amablemente compartió con los oyentes de la emisora Vox Dei, en el programa Testigos de Fe, su experiencia de vida vocacional.
 
Sor Rosalba Oviedo Alvarado nació el 19 de julio del año 1991 en Molagavita, Santander. Realizó sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús en el municipio de Chiquinquirá de la ciudad de Boyacá y Estudió enfermería en la Escuela Medised en Bogotá.
 
Formada en un hogar lleno de valores espirituales, respeto al prójimo y religiosidad, Sor Rosalba desde pequeña se interesa por pertenecer a la comunidad de las Hermanas de los Ancianos Desamparados en Málaga Santander, pues admiraba la labor que realizaba la comunidad a través de la cual también pedían colaboración a los fieles para mantener el asilo.
 
Consagrada al servicio de los ancianos y velando siempre por el bienestar de ellos, la hermana Rosalba hace 10 años, decide dar un siguiente paso y empieza a ser parte de la comunidad Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
 
La hermana Sor Rosalba formada en un ambiente rural disfrutaba del campo, le gustaba entretenerse con los pollitos, le gustaba entonar los cantos de la misas y ayudar a los padres en las presentaciones que realizaban.
 
Siendo una niña aplicada e inteligente en sus estudios y querida por las personas que la rodeaban, a los 12 años decide irse a estudiar con las religiosas. Su madre María Alcira Alvarado expresó su tristeza al irse de la casa, pero pidió a Dios que continuara iluminando su camino para bienestar también de los ancianos.
 
Una remembranza que expresa Sor Rosalba es “cuando yo veía a las hermanas le decía a mi mamá, quiero ser como ellas y mi madre me llevaba a misa en el acilo para verlas. Me gustaba contemplarlas con el hábito y como se veían”.
 
Entre sus recuerdos de infancia hace alusión a la experiencia vivida con la comunidad. “Las hermanas salían a pedir colaboración e iban a mi casa, una de las hermanas se llama Sor Libia, ella me dio a conocer la comunidad y me llevaba al acilo para que viera los abuelitos donde pasaba mis vacaciones”.
 
La primera vez que fue de vacaciones al acilo se quedó 8 días, allí compartió con las hermanas y los adultos mayores que vivían en el asilo. Poco a poco se fue interesando más por la comunidad hasta que siguió con la vocación de servirle a las atenciones de los ancianos que necesitan de amor, atención y espiritualidad.
 
El personaje que admira es  Jesucristo y Santa Teresita del niño Jesús, la admira porque “ella hacia todas las cosas por amor, aunque fueran cosas pequeñas, las hacía por amor a Dios”.
 
Le gusta la música y el deporte que practica de vez en cuando es  el Básquetball.
 
Su madre la describe como una hija ejemplar obrando siempre de buena manera con las personas  que lo necesitan.
 
Por Cindy Katherine Galvis, Comunicadora Social en Formación