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Rafael Pineda: El Maestro, el Amigo y el Músico

“La música es el arte de hacer vibrar el silencio”. 
Estimado lector, Todo comenzó hace más de 20 años cuando Rafael Pineda llegó a Cúcuta con el sueño de formar una escuela de música. No era una locura, ni una utopía, ni siquiera un sueño…era un compromiso infalible con el arte y la cultura. 

En una casa solariega y grande, en pleno corazón de la ciudad, el maestro Pineda empezó a formar las primeras orquestas infantiles y juveniles que entregaban lo mejor de sí en los conciertos de fin de año. Generaciones de músicos han pasado por sus enseñanzas. Algunos continuaron su actividad artística de la mano de la música y otros simplemente guardaron el recuerdo y se dedicaron a otras cosas. 

Por mi parte, todo inició hace 10 años cuando puse mi primer pie en la escuela de música y aun, pese al tiempo, no he olvidado la expresión en su rostro cuando me miró fijamente y me preguntó qué clase de música escuchaba. 

Una década no es suficiente para manifestar el impacto que generó, no sólo la música, sino también el hecho de pertenecer a una familia donde fui acogido cálidamente, a pesar de mis torpezas por aprender y mi desconocimiento por el arte. 

Conocer al Maestro Rafael Pineda ha sido uno de los mejores regalos que la vida me ha otorgado. Siempre tenía una historia nueva para contar, una anécdota con finales graciosos o simplemente su crítica constructiva hacia algunos dirigentes que se comprometían con la escuela y al final no salían con nada. El maestro Pineda era un hombre de palabra y hacía honor a ella. 

Su sabiduría musical y de la vida, su carisma, su carácter, pero sobre todo su nobleza, lo convirtieron en un modelo a seguir y en un padre para  muchos de sus estudiantes. 

La entrega fue la cualidad más importante que tuvo el maestro. Pese a todos los problemas por los que pasaba la escuela, jamás dejó de dar un concierto y nunca se dio por vencido para dar lo mejor de sí a sus nietos (estudiantes), esto lo convierte en un ser digno de admirar, además de su amor y entrega a Dios que siempre le agradecía por permitir realizar su labor pedagógica y musical. 

Ahora que no está con nosotros, deja un legado de amor hacia la música, a la región y a cada persona que hizo parte de su vida, para seguir adelante, para luchar por sus sueños y entregar a la ciudad lo mejor de cada uno. 

Por mi parte, mis queridos lectores, manifiesto todos mis sentimientos de cariño, amor y aprecio hacia mi maestro José Rafael Pineda Solano. Su legado existirá en mi ser mientras viva y seguiré interpretando la música bajo su memoria sin olvidar una de sus tantas frases  célebres: “No toquen con el pote que tienen… toquen con el corazón”… 

Maestro: Sus estudiantes estaremos orgullosos siempre y jamás te irás de nuestra memoria… tu recuerdo estará enmarcado en oro por el resto de nuestras vidas. 

Corolario:Las orquestas celestiales reciben a un líder que con su violín, su trompeta y sus tambores interpretará las mejores notas que se escucharán más allá de la eternidad.
 
Por: Juan Sebastián Galvis Nava. Psicólogo.
Cortesia periodico La Verdad edicón 806