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Diócesis de Cúcuta realizó solemne Eucaristía con motivo del sexto aniversario de fallecimiento de Mons. Jaime Prieto Amaya


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El pasado 25 de agosto, con motivo del sexto aniversario de fallecimiento de Monseñor Jaime Prieto Amaya, la Diócesis de Cúcuta realizó una solemne Eucaristía para orar por el eterno descanso de este gran apóstol de los derechos humanos, la justicia y la paz, obispos, sacerdotes y diáconos que hicieron parte de esta Iglesia Particular.
La celebración litúrgica que inició a las 11:00 de la mañana en la Catedral  San José, estuvo presidida por Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, quien durante su homilía mencionó «hoy vivimos esta celebración llenos de espíritu de fe y de agradecimiento a Dios por la vida y el ministerio sacerdotal y episcopal de Monseñor Jaime Prieto Amaya, de los Obispos Luis Pérez Hernández y  Pedro Correa León, así como los sacerdotes fallecidos de esta Diócesis».

«En esta liturgia escuchamos como el Señor nos decía: Estad en vela, porque no sabéis  que día vendrá vuestro Señor. Es precisa y clara la invitación del Señor a tener una actitud de vigilia, de atención acerca de la precariedad de la vida  frente a esta transitoria existencia humana, -y sigue el Evangelio- Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre», indicó Monseñor.

Asimismo manifestó el deseo de la Iglesia de que en el aniversario de la muerte del séptimo Obispo, en cada Iglesia Particular se recuerde a Monseñor, a sus hermanos Obispos, a los presbíteros y diáconos que han prestado su servicio en la Iglesia Particular.

«Son muchas las virtudes y cualidades sacerdotales de este Obispo, de sus predecesores y de nuestros hermanos presbíteros, en particular de Monseñor Jaime mirábamos su capacidad de evangelización y de entrega con alegría, su especial visión de lo social, de la vida comunitaria y de la respuesta que la Iglesia tenía que dar  a los retos de su época», manifestó Monseñor Víctor Manuel en su homilía.

A la celebración asistieron sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosas y la comunidad en general quienes recordaron con esperanza, gratitud y aprecio a estos buenos pastores que guiaron el caminar de muchos feligreses.